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Writer's pictureCatalina Ramírez-Portilla

Donde empiezan los deltas de los ríos y terminan los conflictos

Updated: Oct 28, 2024

| Colores: verde menta • amarillo ocre • café con leche

| Flora: acacias gigantes • mussaendas rosadas • margaritas amarillas

| Fauna: ardilla de parque • perritos esponjosos y de patas cortas • tórtola azul moteada

| Sabor a: báhn mi • café helado • asado • cerveza


Un poco temerosa y algo triste de dejar Camboya atrás, pero llega el día de cruzar la frontera con Vietnam. Me alegra un poco encontrarme al río Mekong al paso, pero creo que en general me asustan los controles de migración (quizás porque mi pasaporte no siempre me ha garantizado las experiencias más agradables, seamos honestos). Sin embargo, todo transcurre sin problemas y nos acercamos a una gran ciudad justo cuando empieza a oscurecer. Creo que no pensé bien esto de llegar a un ciudad/país nuevo sin efectivo local... Tengo 20 USD, pero no creo que me sirva para llegar al centro, o al menos no me asegura que me den el regreso justo por mi dinero. Un poco confundida y temerosa, termino por aceptar la oferta de un extraño que está súper confiado de poder llevarme a mí y a mi enorme backpack y a mi maletín de "mano" en su moto. No sé cómo terminé diciendo que sí y saltando a la parte de atrás de su moto. Creo que veo mi vida pasar por mis ojos durante todo el trayecto que nos lleva al centro. Carros y motos por doquier, tráfico, luces de semáforo en rojo... Me aferro con todas mis fuerzas a la parte posterior de la moto y pienso que si algo pasa, al menos tengo ese gran colchón en mi espalda. Finalmente, llegamos a un callejón y el hombre me indica que esa es la dirección. Un poco confundida (pues no tengo internet para verificar) le doy el billete, no sin pedirle que me dé algo de regreso a cambio. Termino por recordar algunas de las instrucciones para llegar a mi acomodación y por fin descanso.


Salgo para poder estirar las piernas, tener una idea más clara de dónde estoy y también comer algo, pues he estado viajando todo el día. Encuentro la calle más ruidosa de la ciudad como a una cuadra, está llena de luces de neón, bares y todo tipo de personas. Muchos turistas cómo yo, se entretienen simplemente viendo y caminando por la mitad de la calle sin atreverse a entrar a ningún lugar. La verdad no me siento de ánimo para eso, creo que el viaje le está pasando la cuenta de cobro a mi cuerpo y siento el cansancio después de que la adrenalina de la loca carrera de motos se diluye en el recuerdo. Decido empezar un poco más tarde mañana y me registro para un tour en moto por la ciudad. La verdad después de un par de cuadras, me doy cuenta de lo difícil que es caminar aquí. Aún no me acostumbro a la forma en la que la gente cruza las calles, sin miedo y sin pausa.


Después de una buena noche de sueño, empieza el tour y me alegra haber elegido uno en moto. La Ciudad de Ho Chi Mihn (aka. Saigon) es grande y las distancias son proporcionales a su tamaño. Sigo un poco asustada con la forma en que todos conducen aquí, sin embargo, siento en el fondo que todo tiene su flujo natural... Cómo que todos saben cuándo acelerar, cruzar, detenerse. No sé, el contacto visual parece ser importante, pero para mí todavía es algo muy díficil de entender e implementar, así que me aferro a la moto y respiro. Trato de habitar esa adrenalina que parece me acompañará mientras visite esta ciudad. Mi guía me hace sentir más cómoda, me lleva todos los lugares más emblemáticos y enigmáticos, pero lo más importante, me habla de todo un poco. De la ciudad, de la historia, de los templos, de los búnkeres escondidos en las casas, del café, de lo que dejaron atrás los franceses, del Vietcong, de la guerra, del monje inmolado en llamas, de la reunificación, de la educación... Pero también de la vida diaria, de cómo se ve desde su perspectiva, de que está terminando su carrera profesional, de las supersticiones, de la numerología, de la música , de las flores, de los corazones rotos y de todas esas cosas que a veces se me ocurren y no siempre tengo el valor de preguntar.


Regreso al hotel mojada por la lluvia pero mucho más cómoda en esta gran ciudad y este nuevo país que visito. Sigo un poco agotada, así que decido comer algo sustancioso y me decido por la delicia local nada más ni nada menos que en medio de una baguette, el tradicional Bánh mi. Aprovecho también para leer un poco de lo que quiero ir a visitar mañana, del museo donde están los restos de la guerra. Me aprieta un poco el corazón pensar en lo que pueda encontrar allí, sobretodo porque acabo de venir de otro lugar donde me costó enfrentar que la realidad supera la ficción. Descanso y me digo que mañana será otro día y me lo tomo con calma. Me pongo la meta de que haré de este día una cita conmigo. Me visto bonito y salgo a tomarme el primer café de la mañana en un lugar hermoso. Desde el balcón puedo ver los carros y la ciudad en su ritmo imparable. Me dejo seducir por un café helado y le prometo a mí estómago que haremos otra parada estratégica antes del museo para su antojo de sal. Finalmente llego al museo y está vez decido no comprar la audio guía, en su lugar escojo una canción de los Beatles que no me puedo sacar de la cabeza "Strawberry fields forever" y dejo que Spotify haga su magia. No me equivoco, esa lista fue mi amuleto para tener fuerza y ver lo que me esperaba adentro... Los horrores de una guerra que cómo todas, deja más secuelas en los inocentes (hasta en aquellos que nunca hicieron parte). Cómo en muchas, para apuntar con dedos a los culpables nos faltarían manos y así como me sentí en Camboya, la verdad se escapa a nuestra comprensión. Termino por alejar la vista de muchas imágenes y al final trato de quedarme con una de una joven vietnamita regresando a trabajar a los campos de arroz cuando la guerra se termina.


Siento la cabeza revuelta a pesar de que la música parece haber ayudado al corazón a mantener un ritmo más amable. Llueve mucho afuera y decido ir a comer algo rico para despedirme de la ciudad en una mejor nota. Escojo un lugar con vista al río, conocido por su cerveza artesanal y sus buenos asados. Termino de abrigar el corazón con esa vista y ese sabor. Más tarde regreso al hotel para preparar mi pequeño desvío a las montañas, para seguir mi camino al norte.



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2 Comments


CRISTINA RANGEL
CRISTINA RANGEL
Oct 22, 2024

Te leo siempre. Te quiero. Feliz cumpleaños, aquí escuchando tu música para sentirte cerquita desde el otro lado del mundo.

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Catalina Ramírez-Portilla
Catalina Ramírez-Portilla
Oct 23, 2024
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Gracias por ser mi compañía en este viaje 😘 Te quiero!

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